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Las consecuencias de la guerra de Ucrania para la empresas españolas

Las consecuencias de la guerra de Ucrania para las empresas españolas

A pesar de que la amenaza de un conflicto en Ucrania llevaba tiempo sobrevolando la política internacional, la virulencia del ataque ruso, la extensión en el tiempo de la guerra, y el incremento paulatino de sanciones a Rusia por parte de Occidente, han provocado un escenario inesperado de grandes consecuencias en el mundo empresarial a nivel mundial.

En un mundo de economía hiperglobalizada es de esperar que los efectos de un conflicto en Europa trasciendan a la economía española de forma directa e indirecta, a pesar de encontrarnos a miles de kilómetros de distancia. Entre esas consecuencias podemos destacar algunas de las que más afectan a las empresas españolas:

Los acuerdos comerciales con los países en conflicto

Como es obvio, los primeros afectados en nuestra economía han sido las empresas con vínculos comerciales con Ucrania y Rusia, que no se reducen a las grandes multinacionales como Inditex o Mango, sino también pequeñas y medianas empresas. Según DATACOMEX, hasta 15.000 empresas españolas tenían algún tipo de vínculo comercial con Rusia y Ucrania en 2021, y la cifra de negocio de estos acuerdos ascendió a 3.000 millones de euros.

En el caso de los acuerdos con Ucrania, 1.176 empresas españolas exportaron a ese país antes del inicio del conflicto, pero estas relaciones se han visto interrumpidas de la noche a la mañana debido al escenario de guerra que imposibilita la vida empresarial en gran parte del país.

Sin embargo, el mayor impacto se da en las relaciones comerciales con Rusia. El ICEX tiene registradas 131 empresas españolas con sede física en Rusia, algunas de ellas cotizadas como Acerinox, Amadeus, Iberia, Indra o Meliá, pero también contabilizaba 1.873 exportadores regulares españoles de bienes y 2.204 de servicios a finales de 2020.

El progresivo aumento de sanciones por parte de las instituciones occidentales han ido dificultando o imposibilitando el transporte de mercancías y los pagos. Como consecuencia directa o como factor añadido, muchas empresas españolas han optado por secundar el veto a Rusia y han anunciado su retirada del mercado, lo que supone una importante pérdida de facturación de muchas de estas compañías.

La escasez de materias primas

Es de sobra conocido el impacto directo que tiene el conflicto sobre el gas y el petróleo. El producto que más importan las empresas españolas desde Rusia es, con diferencia, combustible, que representa más del 75% de las compras. Al tratarse de un bien tan básico para el transporte de mercancías y la producción de energía, los efectos de su escasez y encarecimiento se están extendiendo a todo el tejido empresarial español, aumentando los costes de producción y transporte de gran parte de las empresas.

En el caso de Ucrania, España exportaba principalmente cereales y aceite de girasol, lo que está afectando de manera especial al sector alimenticio y, por extensión, a la hostelería. Pero no hay que olvidar que el conflicto limita el acceso a otros materiales como la arcilla, utilizada para fabricar azulejos, o el aluminio ruso usado para fabricar coches.

Otro golpe al turismo

En 2019, antes de la pandemia, visitaron España 1,3 millones de rusos que, a pesar de no representar uno de los principales mercados emisores, sí que son especialmente apreciados por tener un gasto diario muy superior a la media de otros turistas europeos. La más que probable eliminación de este segmento de cara a la temporada turística supondrá un obstáculo añadido a la recuperación económica del sector.

Pero además, el sector turístico, de vital importancia para la economía española, se resiente en mayor medida del aumento del precio del combustible que hará encarecer los billetes de avión, por no hablar de cómo afecta a las rutas aéreas el desvío necesario para evitar la zona de guerra de Ucrania y todo el espacio aéreo ruso, vetado como consecuencia de las sanciones.

La inestabilidad de la bolsa

El aumento del precio del petróleo, por si solo, crea inestabilidad en la bolsa, pero si a ello le añadimos la inflación derivada en el resto de sectores, la perdida de facturación de las compañías cotizadas, o el agravamiento de la crisis de suministros, se crea una tormenta perfecta para convertir los fondos de inversión en inestables e impredecibles, lo que a su vez tiene efectos en la banca y las opciones de financiación de las empresas.

¿Qué está haciendo MOORE ante la guerra?

Como en cualquier otra situación de crisis, MOORE ACPM se sitúa al lado de sus clientes para ayudarles a superar las dificultades. Una gran plantilla de profesionales expertos en asesoría financiera y consultoría de negocio ayudan a sus clientes a buscar soluciones a los problemas económicos, y a optar a las ayudas públicas que están por llegar, pero también a resolver los posibles problemas legales o fiscales que pudieran derivarse de la situación ocasionada por el conflicto.

A pesar de la importancia que tiene la economía, no podemos olvidar que la prioridad en esta situación es salvaguardar las vidas humanas. MOORE Global ha priorizado, desde el inicio de la guerra, la seguridad de los profesionales ucranianos pertenecientes a la red de MOORE y sus familias, localizados principalmente en Odessa y Kiev. Para ello, la red internacional de MOORE se ha movilizado para ayudar, ofreciendo trayectos de evacuación, alojamiento, artículos esenciales y también donaciones económicas a través de la plataforma MOORE Global Emergency Relief Fund.

En palabras de Anton Colella, Global Chief Executive de MOORE Global, “Cuando otros están en crisis, la forma en que respondemos muestra quiénes somos” y por esto mismo supone un motivo de orgullo el apoyo que la familia MOORE está mostrando “subrayando la fortaleza de nuestra red y la humanidad que la sustenta”.

Además, como parte de la respuesta internacional al ataque ruso, hace unas semanas, el propio Colella anunció que la red de MOORE Global da por interrumpida su relación con las dos firmas rusas miembros de la red, en un intento de acrecentar la presión sobre las autoridades y la sociedad rusas para poner fin a la guerra.