¿Cómo se enfrentan las empresas españolas a la inflación?
La subida generalizada de precios que se ha acelerado tras el inicio de la Guerra de Ucrania es ya el mayor obstáculo al crecimiento de las empresas en nuestro país.
Según una encuesta realizada por el Banco de España a más de 14.500 sociedades españolas, el 82% de las empresas han detectado ya un aumento de precios en sus consumos intermedios, y el 79% de los encuestados prevé que la situación empeore de aquí a un año y que sus costes sean superiores a los actuales.
De alargarse la situación en el tiempo, es muy probable que este incremento de costes de producción se acabe trasladando inevitablemente al producto o servicio final. Más de un 40% de las compañías encuestadas por el Banco de España afirma que han subido sus precios en el primer trimestre de 2022, superando en 10 puntos a los que ya lo hicieron en el trimestre anterior. La previsión es que, a lo largo del próximo año, algo más del 60% de las empresas aumenten sus precios.
Recordemos además que el dato del IPC interanual publicado en marzo por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se situó en una cifra récord del 9,8%. Aunque la cifra de abril es algo menor, las expectativas de espiral inflacionista, hacen que las proyecciones del Banco de España contemplen un empeoramiento en el crecimiento de la actividad y los precios, estimando que la tasa de inflación se sitúe en torno al 10% hasta el verano, y una media del 7,5% para todo el año.
¿Qué deben hacer las empresas ante la subida de precios?
Ante esta situación, muchas empresas han llevado a sus consejos de administración el debate de qué hacer ante la inflación. Aunque muchas compañías ya han elevado sus tarifas para poder compensar los costes, la mayoría de negocios están asumiendo el incremento de precios a costa de reducir sus márgenes, en espera de lo que pueda ocurrir con la guerra en Ucrania, el despegue definitivo de determinados sectores tras la pandemia, y las posibles medidas que mitiguen la inflación.
De hecho, el Banco de España ha realizado un llamamiento a todos los agentes económicos, incluidas la empresas, los sindicatos y las administraciones, para que se reduzcan los ingresos y no se siga contribuyendo a la tendencia alcista de precios que puede deteriorar definitivamente la economía.
En esta tesitura, algunas marcas han optado por medidas alternativas como la denominada Shrinkflation, del inglés Shrink, “encoger” o “reducir”, y que se ha traducido por “reduflacción”. Esta táctica consiste en no subir los precios de los productos, pero sí reducir su tamaño o cantidad. Es decir, el consumidor paga lo mismo por menos cantidad de producto.
Otra estrategia derivada es la llamada Skimpflaction, del inglés skimp, que significa “escatimar”. En este caso, lo que se recorta son los servicios asociados a los productos, como por ejemplo, menos cajas abiertas en el supermercado, menos camareros en los bares y restaurantes, más tiempo de espera en las llamadas de atención al cliente, o menos días de limpieza en las habitaciones de hotel.
Pero cuidado, estas prácticas se consideran una inflación encubierta y aunque pueden contener la situación en el corto plazo, pueden volverse contraproducentes en el largo plazo, ya que una gestión mal llevada puede ocasionar el daño reputacional de la marca y pérdida en la fidelización de clientes.
Entonces ¿qué deben hacer las empresas ante la inflación? No hay una respuesta única. En esta nueva situación de crisis (igual que ocurrió con la crisis del covid o la de suministros que aún perduran), es imprescindible contar con el asesoramiento de expertos que puedan dar una visión objetiva sobre la situación y aconsejar las mejores medidas para cada caso.
El servicio de Corporate Finance o Asesoramiento Financiero de MOORE ACPM cuenta con profesionales con conocimientos especializados, experiencia práctica y objetividad para evaluar y asesorar sobre la elaboración modelos presupuestales y financieros. Estos expertos trabajan junto a sus clientes en planificaciones estratégicas adaptadas a las circunstancias, incluyendo la racionalización de costes, búsqueda de financiación, o medidas más drásticas si es necesario.