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Auditoría de cuentas contra el fraude

La auditoría de cuentas contra el fraude: disuasión, prevención y detección.

La auditoría de cuentas no es solo un requisito obligatorio para determinadas empresas, sino que las auditorías voluntarias, gracias a la labor de análisis exhaustivo del auditor, constituyen una herramienta muy útil de comprobación del estado financiero de una compañía y de gestión proactiva de riesgos. Así, entre las distintas labores de la auditoría de cuentas se encuentra la de prevenir y detectar elementos indicativos de fraude empresarial, una grave y constante amenaza para cualquier compañía por su impacto económico y reputacional.

Fraude empresarial y sus tipos

Se entiende por fraude empresarial toda acción ilegal destinada a obtener beneficios o ventajas financieras realizada por empleados o gerentes de una empresa, ya sea mediante la apropiación indebida de activos o mediante el falseamiento de los estados financieros para ocultar una realidad contable.

Se consideran fraude contable aquellas situaciones en las que se manipulan los libros de cuentas de la compañía con el fin de dar una imagen irreal de los mismos a terceros, ya sean inversores, socios, accionistas o acreedores. Se trata de un fraude llevado a cabo por administradores, gerentes, directivos o responsables financieros mediante distintos mecanismos como, por ejemplo:

  • Registro de ingresos ficticios para inflar artificialmente los beneficios.
  • Registro prematuro de ingresos para mejorar los resultados de un ejercicio en concreto.
  • Ocultación de pasivos y gastos para minimizar las pérdidas, como deudas sin registrar, subestimación de provisiones o capitalización de gastos.
  • Sobrevaloración ficticia de activos como el inventario, los locales o la maquinaria, para mejorar el balance de resultados.
  • Manipulación de estimaciones como la vida útil de un activo o la morosidad de los clientes para favorecer los resultados.

Por otra parte, la apropiación indebida de activos consiste en el robo o mal uso de los recursos de la empresa por parte de empleados, gerentes u otros actores internos y se trata del fraude más habitual en las empresas. Algunos de los casos más habituales son los siguientes:

  • Malversación del efectivo, es decir, desviar el dinero en efectivo antes de que sea registrado en las cuentas o incluso después de registrado en los libros.
  • Fraude de desembolsos, que consiste en hacer que la empresa pague por bienes o servicios no recibidos. Una técnica que suele realizarse mediante:
    • Proveedores ficticios: emitir facturas falsas y realizar pagos a empresas inexistentes.
    • Gastos falsos o inflados.
    • Nóminas ficticias: incluir empleados “fantasma” inexistentes para desviar el importe de las nóminas.
  • El robo de inventario u otros activos como herramientas, maquinaria, equipos tecnológicos, etc.

El papel de la auditoría de cuentas contra el fraude

Frente a estos posibles casos de fraude empresarial, la auditoría de cuentas supone una inversión en seguridad e imagen reputacional de la empresa ya que juega un papel muy relevante en la disuasión, prevención y detección del fraude por distintos motivos:

  • Disuasión del fraude:

Según el modelo teórico denominado “el triángulo del fraude”, el fraude empresarial se da cuando coinciden tres circunstancias: la motivación, la oportunidad y la racionalización de ese fraude. En este caso, la auditoría de cuentas pretende acabar con la oportunidad de cometer fraude ya que la realización de auditorías periódicas es de por sí un elemento disuasorio para todo aquel que haya contemplado la posibilidad de cometer algún tipo de delito. La costumbre de realizar auditorías regulares envía un mensaje claro de seguridad y transparencia en los datos de una empresa que mitiga la tentación del fraude tanto de gerentes como de empleados.

  • Revisión de controles internos de prevención del fraude:

Una de las funciones de la auditoría es evaluar la fortaleza de los sistemas de control interno de la compañía identificando debilidades, brechas y puntos ciegos que podrían permitir el fraude. Entre estos sistemas de control se encuentran aspectos como la existencia y funcionamiento de un departamento o asesor de compliance, la segregación de funciones, la existencia y regularidad de auditorías internas, la robustez del sistema de contabilidad, etc.

  • Detección del fraude:

Entre los aspectos que estudia un auditor durante el proceso de auditoría se encuentra la búsqueda de patrones inusuales, transacciones no explicadas o inconsistencias que son indicativos de posible riesgo de fraude como, por ejemplo, ratios financieros anómalos, cambios abruptos en políticas contables, pagos inusuales a un proveedor o un empleado, o transacciones anómalas por su importe, su regularidad o su fecha. Para esta labor, los auditores no solo revisan cifras contables, sino que contrastan su veracidad con datos externos de bancos, clientes y proveedores.

La gran ventaja es que los auditores de cuentas aportan su propio conocimiento y experiencia en los distintos tipos y técnicas de fraude empresarial para saber identificarlos, del mismo modo que tienen acceso a herramientas informáticas de análisis de datos que permiten identificar patrones anómalos que un ojo no experto podría pasar por alto.

El servicio de auditoría de MOORE España cuenta con profesionales expertos en la auditoría de cuentas capaces de detectar cualquier indicativo de fraude en las cuentas de la empresa y pueden realizar esta labor para sus empresas cliente como parte de auditorías voluntarias preventivas o como asesoría para prepararse para las auditorías obligatorias